Casi un tercio de los españoles reconoce haber hecho algún tipo de dieta en 2023. Una investigación realizada por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), informa que en España el 55,8% de los mayores de 18 años están pasados de kilos.
En la actualidad muchas personas apuestan por la dieta mediterránea, la atlántica, la cetogénica o el ayuno intermitente. Sin embargo, estas tendencias nutricionales no siempre tienen en cuenta la circunstancias personales, sociales y económicas del paciente.
Pero la dieta FAFO sí valora esos factores, un acrónimo de ‘Flexible and Friendly for the Overweight’.
«Empezamos hace unos 25 años porque vimos que no siempre los pacientes podían llevar a cabo una serie de compras. Hemos conseguido un tipo de dieta en la que se adecúa muy bien toda la circunstancia familiar al proceso dietético porque se puede adaptar a cualquier persona que conviva en la misma casa y que no haya conflicto», explica el doctor Rafael Gómez y Blasco, especialista en endocrinología, metabolismo y nutrición, e integrante de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO).
Se estudia el nivel endocrino del paciente, pero también sus circunstancias personales. «Si tú tienes un entorno en el que se come caldereta, porque eres extremeño o cocido, si eres madrileño, vas a poder perder peso comiendo esos platos. Ese mismo plato, con una serie de pautas, puede servir para uno que quiere perder peso o para otro que quiera ganarlo», comenta.
En la actualidad muchos pacientes no pueden seguir la dieta mediterránea, ya que algunos ingredientes no están al alcance de todos los bolsillos, como el aceite de oliva virgen extra.
«El AOVE es maravilloso, pero no todo el mundo se lo puede permitir. Tampoco el solomillo de ternera o las grandes merluzas. A cambio, en la dieta FAFO se ofrece como alternativa el aceite de orujo de oliva o de girasol, carnes como la cinta de lomo o pescados más económicos como la caballa», explica el doctor Gómez y Blasco.
«Los pacientes con sobrepeso, obesidad y diabetes 2 sufren mucho al ver que en la mesa hay otro comensal comiendo otro tipo de alimento. De esta manera se favorece el que el grupo completo se esté educando. Facilita comer a gusto y al mismo tiempo perder peso o mantenerlo», comenta el especialista en endocrinología.
La pérdida de peso con FAFO es equivalente a la que se consigue con una dieta mediterránea, ya que hay pacientes que han perdido 30-50 kilos con FAFO en un año.
«Además, se incluyen en la dieta comidas normales de nuestra zona de origen o convivencia, permitiendo disfrutar de los platos típicos regionales o que por costumbre forman parte de nuestros hábitos diarios», informan desde La Vanguardia.
Si quieres optar por la dieta FAFO puedes desayunar café, té o leche con tostadas; a media mañana un montadito o fruta. El especialista informa que a la hora de comer «se trabaja mucho con los guisos y estofados de legumbres de cualquier tipo y con la preparación normal, salvo algún ajuste excesivo de grasa».
Si quieres comer lentejas debes ajustar cantidades de hidratos y proteínas. «A alguno de los comensales le echaríamos más costilla de cerdo y a otro menos», aclara.
Esta dieta disminuye la cantidad de proteínas, aumenta hidratos de carbono complejos y se contemplan más platos de legumbres semanales que en la mediterránea (3-4 veces a la semana frente a 2).
En la merienda los pacientes pueden tomar fruta, o una tostada de pavo o de aceite de oliva. «Para las cenas, en personas sin problemas de colesterol, los huevos pueden ser una solución razonable con algo de pan, que es de los hidratos más baratos y buenos que podemos encontrar. Ha disminuido el consumo de pan. Está tremendamente demonizado pero en cantidad moderada (unos 50 gramos), es perfectamente lícito», asegura.
Antes de empezar cualquier dieta debes preguntar todas tus dudas a los expertos en nutrición.
Desde Clínica ICOA nos explican que si en alguna ocasión no hay tiempo de preparar las legumbres en casa, puedes comprarlas ya preparadas en lata, preferiblemente con verdura.
«Pero también puede ser una fabada, que viene con una cantidad de proteínas absolutamente aceptable, a diferencia de lo que todo el mundo cree, y tiene menos calorías que un filete con patatas fritas», afirma.
En los pescados, se utilizan la caballa, el boquerón o la sardina, las latas de conservas o los congelados. En esta dieta se prioriza comer 5 veces al día.
«Tenemos que comer varias veces en pequeña cantidad, más aún con el problema de que nos estamos haciendo diabéticos por el exceso de insulina. Estamos preparados para digerir pequeños mamíferos y bayas y a este páncreas de Pedro Picapiedra le hemos dado dónuts y refrescos de cola y se ha hecho una explosión de insulina enorme, que es la responsable de que engordemos. Uno de los métodos que sabemos para evitar disparos de insulina es la dieta fraccionada», explica el doctor.
Aunque esta dieta no podrían seguirla las personas con diabetes tipo 1, o con insuficiencia hepática o renal grave.
Es importante combinar esta dieta con ejercicio físico regular. Además, en la dieta FAFO se evitan los ultraprocesados, el exceso de azúcares y las frituras.