Siempre recuerdo cuando era un crío e íbamos a mi pueblo, situado en Tierra de Campos, en plena Castilla. Esa Castilla que el genio Miguel Delibes describía a la perfección en sus obras. “El cielo de Castilla está tan alto porque los campesinos lo han levantando de mirarlo”. Pues sí, así ha sido siempre, por eso es una pena que ahora ya no quede nada. Pero no me quiero desviar del tema.
Pues bien, cuando íbamos al pueblo teníamos a una tía, hermana de mi abuela, que tenía a un hijo viviendo en Palma de Mallorca. Como no venía tan a menudo como se puede viajar ahora, que en menos de media hora te plantas comprando un billete y en la Península, pues teníamos que echarla una mano. Y la ayuda era tener que enviar un paquete desde Valladolid capital hasta las islas Baleares. Y sí, como te puedes imaginar en ese paquete iban los típicos chorizos, jamones o morcillas de la matanza. Ya que mi tía Valentina era una mondonguera excepcional. Siempre pensaba que qué pensarían los del avión cuando lo olían. Pero bueno, eso es otra cosa.
Este paquete era enviado cada cuatro o cinco meses y claro, mis primos en Mallorca lo recibían con los brazos abiertos y el estómago hambriento. Era el reflejo de lo complicado que era enviar algo desde el mundo rural a una isla. Sin embargo, casi 30 años después, miro a mi alrededor y compruebo cómo ha cambiado todo. Y lo fácil que es mandar y recibir paquetes. Solo hay que ver la cantidad de millones de euros que mueve este negocio y todo lo que se reparte durante el año. Un boom que se acabó de confirmar durante el tiempo que vivimos de pandemia.
Hoy lo que quería hablar es de cómo ha cambiado el mundo del envío, y en este caso ya no solo a Baleares, que eso es pan comido, sino a otros países del mundo. Y es que ahora puedes recibir en tu casa de Valladolid un paquete desde Estados Unidos y en muy poco tiempo. Mi tía Valentina ya falleció, pero tengo claro que hubiera flipado con este sistema de mensajería que tenemos actualmente.
La verdad es que existen diferentes ventajas e inconvenientes al realizar envíos al extranjero a través de distintos medios de transporte. Vamos a ir por bloques de medios, para analizar mejor cada situación.
Transporte aéreo:
Las ventajas cuando enviamos algo por avión es que vamos a tener una mayor rapidez en la entrega de los productos, una mayor seguridad en cuanto a la protección de la mercancía y, además, la posibilidad de llegar a destinos remotos de forma rápida.
Ahora bien también tenemos inconvenientes, que en ese caso, lo vamos a notar en el costo más elevado en comparación con otros medios de transporte y en la limitación en el volumen de la mercancía que se puede transportar. Mi tía no hubiera podido mandar toda la matanza, aunque por ella sí fuera y encima con toda la tranquilidad, porque como indica la empresa Transportes Internacionales se puede almacenar la mercancía en el almacén que más se adecúe a las necesidades. Y además, cerca de los centros logísticos para una mayor rapidez en la gestión del envío.
Transporte marítimo:
Luego está el trasporte por mar, es decir en barcos. Las ventajas en este caso son muy claras, un costo más económico en comparación con el transporte aéreo, una capacidad para transportar grandes volúmenes de mercancía y un menor impacto ambiental en comparación con otros medios de transporte. También tiene sus contras, por ejemplo, un mayor tiempo de tránsito en comparación con el transporte aéreo y la posibilidad de retrasos en la entrega de la mercancía debido a condiciones climáticas u otros factores.
Transporte terrestre:
Por último, es el más tradicional y el que conocemos, mejor. El transporte terrestre, ahora se hace con muchos medios, pero mantiene una serie de ventajas. Por ejemplo, la flexibilidad en cuanto a rutas y destinos de entrega, un menor costo en comparación con el transporte aéreo y la posibilidad de seguir de cerca el estado de la mercancía durante el traslado. También tiene sus inconvenientes, como la limitación en cuanto a la distancia que se puede recorrer en comparación con el transporte aéreo o marítimo. O la Posibilidad de enfrentarse a complicaciones en la frontera al cruzar países.
En conclusión, no existe un medio de transporte que sea estrictamente mejor o peor para realizar envíos al extranjero, ya que cada uno tiene sus propias ventajas e inconvenientes. La elección del mejor medio dependerá de factores como la naturaleza de la mercancía, la velocidad de entrega requerida, el presupuesto disponible y las regulaciones aduaneras de cada país.