Esta historia comienza hace algunos años, yo tenía unos 40 años. Lo que ocurre es que los 40 años de ahora no tienen nada que ver con los de mi época. Eso de que los 40 de ahora son los 30 de antes, o cosas similares, no era así. Era una época en la que lo de cuidarse no se llevaba mucho entre los hombres. Yo creo que el mítico lema de “el hombre cuanto más oso más hermoso” era el que llevábamos todos tatuados. En mi caso había descuidado mi salud dental durante gran parte de mi vida, por no decir toda. En este caso siempre estoy echándoselo en cara a mis padres.
Mis dientes estaban decolorados, desgastados y tenía varias piezas faltantes debido a la falta de cuidado y las malas decisiones que había tomado siempre. Nunca le di importancia a eso de lavarse y cuidarse los dientes. Hasta el punto de que ocultaba mi sonrisa y evitaba reír abiertamente. Eso de una sonrisa profiden era cosa de los anuncios. Hasta el punto de que ahora me veo en fotos de esa época y puedo ver cómo no me atrevía ni a abrir la boca. Hasta el punto de que mi autoestima estaba seriamente afectada. Evitaba siempre estar en sociedad con amigos y la verdad es que me sentía avergonzado de mi apariencia. Todo esto luego afectaba a mi confianza y mi capacidad para relacionarme con los demás.
La hora de tomar una decisión
Un buen día me miré al espejo y ví en lo que me había convertido. Tenía que buscar una solución a mi problema dental. Estaba perdiendo todas las piezas dentales, y encima se sangraban las encías. Una de las mejores opciones para sustituir las piezas dentales perdidas son las prótesis dentales unos elementos artificiales que pueden realizar las mismas funciones que la dentición natural. Después de consultar a varios especialistas, decidí optar por ponerme prótesis dentales para restaurar mi sonrisa.
El proceso de adaptación a las prótesis dentales fue un tanto complicado, ya que me costaba acostumbrarse a la sensación y al cuidado necesario. Sin embargo, con el paso del tiempo, me fui dando cuenta de lo bien que estaba. En esto tienen mucho que ver los profesionales con los que te pongas en sus manos. En mi caso, la gente de Clínica Dental Gaudí me recomendaron que me pusiera una prótesis dental fija. En este caso me dijeron que me iba a ir muy bien porque era muy cómoda y porque no hay que retirarla para limpiarla tras cada comida. Las prótesis fijas pueden colocarse sobre las propias piezas dentales sanas del paciente o sobre implantes de titanio que funcionan como la raíz dental.
También existe la prótesis dental removible. En este caso se trata de una buena solución provisional o cuando no se pueden colocar prótesis fijas por algún motivo. Pero en mi situación personal, estaba claro que necesitaba algo más.
Poco a poco, gracias a las prótesis dentales sin metal me ayudó a recuperar la sonrisa con una solución estética. Estas prótesis están fabricadas con materiales biocompatibles, como la cerámica de alta resistencia o el zirconio, y la verdad es que es una gozada.
Vida sana y saludable
Con estas nuevas prótesis dentales, fui recuperando mi confianza y mi autoestima. Empecé a sonreír abiertamente, a socializar más y a disfrutar de la vida sin lo que suponía para mí abrir la boca. Además, la mejora en mi salud dental fue tremenda. Ya pude comer con una mayor comodidad, por fin pude comer un bocadillo de chorizo de mi pueblo que era lo que tenía más ganas, y disfrutar de mis comidas sin restricciones. Ahora sí, por fin, estaba viviendo una vida sana y saludable. Algo que hace años no me podía pasar por la cabeza.
Como has visto, las prótesis dentales cubren las necesidades de muchos pacientes, que como yo, han perdido hasta las ganas de sonréir, sobre todo en cuanto a estética y funcionalidad se refiere. Y es que gracias a las prótesis dentales puedes volver a sonreír con la misma confianza de siempre. Os lo digo de corazón.
En resumen, os quiero decir que estas prótesis dentales cambiaron por completo mi vida. No tengo problemas en deciros que estos metales me mi sonrisa y las ganas de vivir. La verdad es que me di cuenta la importancia de cuidar mi salud bucal. Justo en ese momento decidí que nunca más descuidaría mi boca.