El bienestar animal se ha convertido en un convincente argumento de venta. La gente buscamos productos con valores. Rompiendo esa máxima del capitalismo en la que todo vale mientras produzca beneficios o salga económico.
En el imaginario colectivo está presente la imagen de las macro-granjas. Espacios de producción ganadera en la que los animales viven hacinados y se les engorda a marchas forzadas con piensos artificiales para que en poco tiempo ganen el peso propicio para ser sacrificados.
En algunos documentales emitidos por televisión, hemos visto granjas en las que los cerdos estaban recluidos en celdas en las que apenas cabían. Desarrollando enfermedades en las articulaciones, por no poder moverse, o llagas en los costados debido a pasar todo el día tumbados.
En muchos gallineros industriales, apagan y encienden la luz varias veces al día para forzar a las gallinas a que tripliquen su producción de huevos. Sometiendo a los animales a un estrés que con frecuencia acaba con su vida.
A estas alturas de la vida, quien no ha oído historias de este tipo es porque no quiere oír.
No podemos decir que todos los granjeros o ganaderos actúen igual. Sensibilizados ante esta realidad tan injusta, algunos productores han decidido producir alimentos de otra manera. Como el queso manchego Andiano. La primera quesería en España en obtener el certificado de Bienestar Animal. Nos cuentan sus propietarios, que la leche con la que elaboran el queso proviene de ovejas que pastan libremente en su finca, situada a los pies de los Montes de Toledo. En el municipio de El Campillo, en la provincia de Ciudad Real.
Esta era una forma tradicional de cuidar el ganado que ha caído en desuso a favor de otros sistemas más productivos, pero que resultan violentos y crueles para los animales. En la actualidad, algunos ganaderos apuestan por recuperarla.
Rasgos del Bienestar Animal.
En 1965, la Organización Mundial de Sanidad Animal (O.I.E.) elabora un documento en el que se habla de las 5 libertades animales. Un texto que ha servido de inspiración para formular el concepto de “Bienestar Animal”.
Esta organización, ligada a la ONU y a la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) surge a raíz de la polémica generada por la peste bovina que se estaba transmitiendo en un cargamento de reses que viajaban desde la India en dirección a Brasil. A su paso por el puerto belga de Amberes, se descubrió que los animales estaban enfermos, bien por cómo se les había cuidado en origen o por la forma en la que estaban siendo transportados. Aquello representaba una amenaza para la salud pública. Desde aquel momento se consideró fundamental llegar a acuerdos internacionales que velaran sobre la salud de los animales.
Las 5 libertades animales de las que habla el documento de la O.I. E. son:
- Vivir libre de hambre, sed y desnutrición. Las autoridades deben velar porque los animales sean alimentados convenientemente.
- Libre de temor y de angustia. Al mismo tiempo, se deben tomar medidas para que no incuben algún tipo de trauma.
- Libre de molestias físicas y térmicas. No se debe someter a los animales a condiciones de espacio o de temperatura que sean contrarios a su naturaleza.
- Libre de dolor, lesión o enfermedad. Quizás esta sea la libertad más conocida o con la que más estamos sensibilizados. Hace referencia a no infringir malos tratos físicos a los animales o no atenderlos cuando caen enfermos.
- Libre de manifestar su comportamiento natural. Si una especie herbívora está acostumbrada, por su propia naturaleza, a pastar en campo abierto, hay que favorecer esta práctica y no reprimirla o reconducirla.
El bienestar animal mejora la salud alimentaria.
El portal de noticias Euronews señala que el bienestar animal protege la salud alimentaria y los medios de subsistencia. Esto significa que las prácticas de bienestar animal son buenas para la salud humana, para la economía y protegen el planeta.
La cría intensiva de ganado favorece que los animales sean más propensos a la enfermedad. La morbilidad y mortalidad, derivada de las condiciones en las que se cría el ganado, genera, según la O.I.E., una pérdida de al menos el 20% en la producción ganadera mundial.
Nos estamos concienciando poco a poco sobre la calidad de los alimentos que consumimos. Alimentos, que en el caso de los vegetales, son tratados con pesticidas y abonos químicos que pueden llegar a ser cancerígenos. Algo parecido sucede con los alimentos cárnicos, lácteos y sus derivados. Para multiplicar la producción, los animales son alimentados con piensos artificiales que contienen proteínas y aminoácidos sintéticos que les producen reacciones anormales en su cuerpo.
Por otro lado, se les lleva a vivir en unas condiciones que no son las propias de su especie. Esto, sin duda, se refleja en la carne que comemos. Ya no nos alimentamos con pollos de corral, como hacían nuestros antepasados, sino con una especie reconducida y, en ocasiones, alterada genéticamente.
Las prácticas de bienestar animal producen alimentos de mayor calidad. Algo por lo que no nos importa pagar más. Es el caso del cerdo ibérico. Los productos derivados de los cerdos que se han criado libremente en una dehesa, alimentándose de las bellotas que caen de las encinas, son más sabrosos que otros especímenes que se han alimentado con pienso artificial. Lo notamos en el sabor y en la calidad de la carne.
El bienestar animal inunda los supermercados.
Dice el periódico Diario Veterinario que el sello de bienestar animal llega a más de 4.000 supermercados españoles. Este sello está presente tanto en el empaquetado de alimentos frescos preparados por el supermercado, para que el consumidor pueda meter la bandeja en su carro de la compra, como en otros que ya vienen envasados de fábrica, como yogures, quesos, mantequillas.
El sello Wellfair, que acredita el bienestar animal, es el primer certificado desarrollado científicamente por el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (IRTA) en colaboración con el Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario (NEIKER). Para concederlo, requiere una monitorización y supervisión de los sistemas de cría y cuidado de los animales de los que proceden estos productos.
Para ello se tiene en cuenta la buena alimentación, el buen alojamiento, el estado de salud y el comportamiento natural propio de cada especie.
Michaela Reischl, directiva de Lidl España, señala que su cadena de supermercados lleva años trabajando estrechamente con IRTA y con otras agencias certificadoras para controlar las condiciones de producción de sus proveedores. En la actualidad, estos supermercados cuentan con una gama de bienestar animal en artículos como leche, huevos y parte de la carne que venden.
Los supermercados Eroski, que siempre se han preocupado por promocionar el producto de proximidad y por potenciar la producción regional de la zona en la que tienen ubicados sus establecimientos, también se han comprometido con las prácticas de bienestar animal. Así lo resalta Alejandro Martínez Berriochoa, director de sostenibilidad de la cadena. Quien señala que una muestra de ello es la marca blanca Eroski Natur, donde el pollo, el cerdo y el ternasco de Aragón, que se venden con esta etiqueta, llevan siempre el sello Wellfair.
Está muy bien que las cadenas de supermercados vendan productos de bienestar animal, pero no seamos ilusos. Si ofrecen estos productos no es porque tengan una gran conciencia ecológica o animalista, en gran medida se debe a que existe una demanda creciente por parte de un sector de la población. Fruto de una creciente sensibilización social sobre el tema.
Otros productos de bienestar animal.
Cuando pensamos en productos de bienestar animal, pensamos, principalmente, en la carne, los huevos y los lácteos. Sin embargo, este sello lo podemos encontrar en otros alimentos y productos. Estos son algunos ejemplos:
- El sello de bienestar animal que podemos encontrar en algunos tarros de miel certifica que las abejas han sido criadas en libertad, protegiendo la sostenibilidad del entorno natural en el que han vivido.
- En muchas prendas textiles podemos encontrar el sello Wellfair que indica que la lana proviene de ovejas criadas en condiciones que promueven su bienestar, evitando prácticas crueles.
- Cosméticos. Los cosméticos son otra gama de productos que pueden venir marcados con el sello de bienestar animal. Algunos de ellos pueden haber sido elaborados con ingredientes de origen animal obtenidos bajo estándares de bienestar, como, por ejemplo, la cera de abejas.
- Cuero y piel. Los artículos de marroquinería también proceden del ganado. Principalmente, del vacuno. Este sello indica que la piel proviene de animales criados y sacrificados de manera ética y responsable.
- Gelatina. La gelatina se produce a partir de huesos y pieles de animales. Cuando llevan este sello indica que los especímenes de los que proceden han sido tratados bajo condiciones de bienestar animal.
La Unión Europea y los gobiernos nacionales están incluyendo en los ordenamientos jurídicos leyes y normas relativas al bienestar animal. Esto, unido a la sensibilización de la población, augura una producción de alimentos más responsable en un futuro. De todos modos, no debemos confiarnos. En este tema, aún queda mucho por hacer.