La posibilidad de alquiler de grúas para personas mayores y enfermos representa una solución efectiva para mejorar la calidad de vida de quienes enfrentan dificultades de movilidad. Estas herramientas facilitan la transferencia de los pacientes desde la cama a una silla de ruedas, al baño o a cualquier otro espacio dentro del hogar o un centro de atención médica. Además, su uso no solo beneficia a la persona con movilidad reducida, sino también a los cuidadores, reduciendo el esfuerzo físico que implica mover a alguien con poca autonomía.
Uno de los principales beneficios del alquiler de grúas es la accesibilidad económica. La compra de una grúa de traslado puede suponer un gasto considerable, especialmente para familias que requieren este tipo de equipos solo por un período determinado, como durante la recuperación de una cirugía o un tratamiento temporal. De esta manera, optar por el alquiler permite contar con la ayuda técnica sin realizar una gran inversión inicial, lo que se traduce en una solución más viable para muchas personas. Además, evita la preocupación de almacenamiento o mantenimiento cuando ya no sea necesaria.
Para las personas mayores, especialmente aquellas que padecen enfermedades como artritis, osteoporosis o deterioro muscular, la movilidad puede convertirse en un desafío diario. Así, una grúa facilita su traslado de forma segura y cómoda, evitando el riesgo de caídas o lesiones tanto para ellos como para quienes los asisten. Y es que, a medida que envejecemos, la pérdida de fuerza y equilibrio aumenta, lo que hace que las transferencias manuales sean peligrosas. Gracias a una grúa, el movimiento entre diferentes superficies se vuelve menos riesgoso y mucho más suave, mejorando el bienestar general de los usuarios.
En el caso de enfermos con discapacidades severas o condiciones crónicas, como la esclerosis múltiple, lesiones medulares o enfermedades neuromusculares, el uso de una grúa es esencial para mantener su dignidad y comodidad. La posibilidad de ser trasladados sin esfuerzo y sin dolor les permite disfrutar de una mejor calidad de vida, ya que pueden acceder a distintas áreas del hogar o centro de cuidado sin depender exclusivamente de la fuerza de otra persona. Esto fomenta la autonomía en la medida de lo posible y ayuda a reducir el estrés emocional que puede generar la dependencia absoluta de los cuidadores.
Los beneficios no se limitan únicamente a los pacientes, sino también a los familiares y cuidadores. Y es que mover a una persona con movilidad reducida puede ser agotador y causar problemas físicos, como dolores de espalda, tensión en los músculos y desgaste en las articulaciones. De esta manera, con una grúa el esfuerzo físico disminuye considerablemente, reduciendo así el riesgo de lesiones y fatiga en quienes asisten a los pacientes. Esto permite que los cuidadores mantengan una mejor salud y puedan ofrecer una atención más eficiente y constante.
Otro aspecto importante del alquiler de grúas es la posibilidad de elegir entre diferentes modelos según las necesidades específicas del paciente. En concreto, desde Cuidaria nos recuerdan que existen grúas de bipedestación para personas que aún pueden sostenerse parcialmente en pie, grúas de traslado para movilizar a quienes tienen poca o ninguna movilidad, y modelos con características avanzadas para quienes requieren cuidados más complejos. Al optar por el alquiler en lugar de la compra, es posible seleccionar la grúa adecuada para cada situación y cambiar de modelo si las condiciones del paciente evolucionan con el tiempo.
Además de la seguridad y la accesibilidad económica, las grúas de alquiler suelen ser entregadas con instrucciones de uso y asistencia técnica en caso de problemas, lo que garantiza que tanto los pacientes como los cuidadores puedan utilizarlas correctamente. En algunos casos, el servicio de alquiler también incluye mantenimiento, asegurando que el equipo funcione de manera óptima durante todo el período de uso.
¿Qué otros elementos ayudan a mejorar la salud de las personas mayores o enfermas?
Existen numerosos elementos que pueden mejorar la salud y la calidad de vida de las personas mayores o enfermas, facilitando su movilidad, autonomía y bienestar general.
Uno de los recursos más importantes son las camas articuladas, que permiten ajustar la altura y la inclinación del colchón para favorecer una postura cómoda y segura. Estas camas ayudan a prevenir escaras en pacientes encamados y facilitan la labor de los cuidadores al reducir el esfuerzo físico necesario para movilizarlos.
Los andadores y bastones son herramientas esenciales para quienes tienen dificultades para caminar, ya que proporcionan estabilidad y reducen el riesgo de caídas. En función del nivel de movilidad de cada persona, pueden elegirse modelos más ligeros o con ruedas y frenos para mayor seguridad.
En cuanto a la seguridad en el hogar, elementos como barras de apoyo en el baño y pasamanos en escaleras y pasillos pueden marcar una gran diferencia. Estas ayudas evitan resbalones y brindan un soporte adicional en zonas de riesgo, permitiendo a las personas mayores o enfermas moverse con mayor confianza.
Finalmente, la tecnología también juega un papel clave, con soluciones como los relojes o pulseras inteligentes con sensores de salud, que pueden medir el ritmo cardíaco, la actividad física y detectar caídas, enviando alertas a familiares o servicios médicos en caso de emergencia.