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El deterioro cognitivo y sus síntomas

Olvidar cosas no es un problema. Dejarse el teléfono (esto en realidad puede ser lo mejor que te puede pasar en determinadas circunstancias), olvidar las llaves o no recordar una cita, es algo que a todos nos pasa en algún momento de la vida. Las razones para que esto ocurra pueden ser diversas: falta de atención, distracción o simplemente, dejadez. El problema de estos pequeños olvidos se produce cuando se repiten de forma continua y no implica solamente, dejarse olvidadas las llaves u olvidar la hora de una cita. Para algunas personas, los olvidos pasan por no recordar donde se dejó aparcado el coche, olivarse de apagar las luces o, incluso, olvidar palabras.

Dentro de lo que se considera normal y lo que no, podemos encontrarnos con algún grado de deterioro cognitivo que puede ser síntoma de envejecimiento. Sin embargo cuando ese deterioro resulta más llamativo, es posible que se deba a alguna patología degenerativa que afecte a nuestro sistema nervioso. Los profesionales de la salud que se ocupan de detectar este tipo de problemas son los neurólogos y neuropsicólogos, como los que componen el equipo de la Clínica Nea, expertos en diagnóstico para TDAH en niños en Madrid, así como en adultos, con quienes hemos consultado algunas dudas sobre el deterioro cognitivo, su gravedad, síntomas y consecuencias.

El paso de los años no deja indiferente a nadie. Son numerosas las personas mayores que se enfrentan a desafíos físicos bastante evidentes, al tiempo que se encuentran afectadas por otro tipo de cambios menos perceptibles en sus funciones cognitivas. Estos cambios, pueden afectar a la memoria o el lenguaje, por lo que es fundamental comprender lo que implica el deterioro cognitivo para poder abordarlo lo antes posible y que el abordaje, sea efectivo. Esta condición que, por norma general, se asocia a una edad avanzada, se pone de manifiesto a través de dificultades y alteraciones en las habilidades mentales. Su aparición afecta a áreas esenciales para el pensamiento y conocimiento, por lo que es primordial una detección temprana.

El deterioro cognitivo en adultos mayores

Este tipo de deterioro a nivel neurológico, cuenta con una incidencia muy elevada en el momento actual. Esto puede conllevar una serie de consecuencias negativas a las personas que lo padecen, afectando a su vida en diferentes niveles: personal, familiar, económico y asistencial. El deterioro cognitivo en las personas de mayor edad, supone una disminución de sus capacidades cognitivas como la memoria, puede afectar a la atención, el lenguaje, las funciones ejecutivas o el razonamiento, entre otras.

En su fase leve o inicial, la persona realiza con normalidad e independencia todas las tareas que van ligadas a su día a día. Cuando dicho deterioro avanza, se habla de demencia, razón por la que es vital realizar un análisis sobre el nivel de deterioro en el que se encuentra la persona, identificar las herramientas necesarias para paliar el deterioro y ponerlas en marcha.

Lo más habitual es que en las personas mayores, este deterioro cognitivo se inicie con fallos de memoria de diversa índole, característicos del deterioro cognitivo asociado a la edad. Actualmente, el creciente número de mayores incide directamente en que el estudio del deterioro cognitivo, leve y moderado, se haya vuelto esencial. Esto no solo implica consecuencias adversas a varios niveles, también cuentan con elevado riesgo de evolucionar hacia la demencia.

Resulta de vital importancia saber identificar cuáles son los factores de riesgo de desarrollar un deterioro cognitivo, por lo que vamos a enumerarlos a continuación:

  • Edad avanzada: entre el treinta y cincuenta por cien de los mayores de sesenta y cinco años padecen síntomas asociados a un deterioro cognitivo.
  • Aislamiento: la falta de relación interpersonal o el desinterés en relacionarse, afecta negativamente a las capacidades de las personas como el lenguaje, la expresión o la memoria.
  • Estado psicológico o anímico: depresión, estrés o pensamientos negativos, pueden repercutir negativamente en las neuronas y a consecuencia, provocar una pérdida de memoria y las capacidades cognitivas.
  • Cambios en el organismo: con la edad, es normal que se produzca pérdida de visión o de neuronas, cuya regeneración es más lenta.
  • Enfermedades como la diabetes, la obesidad, colesterol alto o presión arterial alta.
  • Hábitos de vida poco saludables como el tabaquismo, consumo excesivo de alcohol, baja actividad física o bajo desarrollo de actividades mentales.

En consecuencia, resulta que, una de cada diez personas mayores de sesenta y cinco años, puede presentar deterioro cognitivo. Entender la aparición de los primeros síntomas es crucial para prevenir su agravamiento. En primer lugar, lo que se debe hacer es detectar el nivel de deterioro que presenta la persona para proporcionarle los cuidados apropiados.

Hay que tener en cuenta que uno de los síntomas más llamativos para los familiares de personas que sufren deterioro cognitivo, es la pérdida de memoria, dentro de la que podemos diferencia el “olvido benigno” (carácter leve, como olvidar donde están las llaves) y el “olvido maligno” (moderado o grave, no se recuerda la experiencia, el fallo está presente en la fase de registro y la de recuerdo, conlleva desorientación temporal).

Síntomas del deterioro cognitivo leve y la demencia

A continuación, desarrollaremos los síntomas que produce el deterioro cognitivo leve (DLC) y la demencia que va un paso más allá y reviste mayor gravedad. De forma casi inevitable, la aparición de uno, puede llevar a que se produzca la segunda. Aunque no necesariamente debe ser así, si se produce una detección temprana y se trabaja para paliar los síntomas y estabilizar el deterioro.

En cuanto al deterioro cognitivo leve, este repercute en el envejecimiento de las células cerebrales de las personas cuando alcanzan la tercera edad. Esto impacta en sus funciones mentales, afectado sobre todo a la actividad de la memoria inmediata, el lenguaje o el pensamiento. Aunque se trata de una etapa temprana, es posible que los familiares o amigos perciban cambios relacionados con su vida cotidiana. No obstante, estos cambios, no suelen repercutir en su actividad que continua de forma normal.

De todas formas, se aconseja que ante cualquier dura o identificación de los elementos o síntomas siguientes, se acuda a un especialista para que valores, a través de las correspondientes pruebas neuropsicológicas y psicomotrices, el cuadro de la dolencia. Los síntomas que se pueden presentar en un cuadro de deterioro cognitivo leve son variados y entre ellos podemos destacar:

  • Mayor torpeza o dificultad en el nivel de comprensión.
  • Disminución de la capacidad verbal y la elección del vocabulario.
  • Aumento en la lentitud a la hora de reaccionar o responder.
  • Recurrencia en los olvidos y alteración de las fechas de eventos.
  • Crecimiento de la impulsividad e irritabilidad y problemas de orientación.

El deterioro cognitivo puede llevar asociadas otras afecciones y vincularse con episodios de depresión, ansiedad o apatía. Además, el estilo de vida de la persona de mayor edad, incluye significativamente en el avance de la enfermedad. Razón por la que tanto la diabetes, como el tabaquismo, la presión arterial alta o la falta de actividad física, incrementan el riesgo de sufrir alteraciones en las funciones cognitivas. Caber recordar que los síntomas son variados y diferentes en función de cada paciente, además de que, si se trabaja para evitar su avance, la persona puede mantener su estabilidad durante años e, incluso, mejorar. Por otro lado, puede complicarse y evolucionar hacia demencias graves como el Alzheimer.

Puesto que el deterioro cognitivo suele ser una de las causas de dependencia en las personas mayores, una vez que las alteraciones neuronales repercuten de forma directa en la actividad de la persona mayor, se puede hablar de demencia. Esta patología contempla diferentes grados y niveles, en concordancia con los síntomas que presenten las personas mayores:

  • Demencia leve que, al igual que sucede con el deterioro cognitivo leve, presentan dificultades frecuentes a la hora de recordad, alteraciones de la conducta y desorientación. Otro de los síntomas es el olvido de nombres de personas conocidas o la pérdida de memoria más inmediata.
  • Demencia moderada, en la que los desequilibrios emocionales y mentales aumentan. Los síntomas cognitivos, afectan de forma más acusada en el día a día y se añaden elementos como la dificultad para el cálculo, mayor desorientación y dificultad para aprender y comprender. Al mismo tiempo, se incrementa la ansiedad y pueden surgir comportamientos agresivos.
  • Demencia grave, cuando la enfermedad es notable y afecta a su vida cotidiana. La capacidad para comunicarse disminuye de forma drástica y le resulta complicado comprender un discurso y ofrecer respuesta. La pérdida de memoria es evidente, así como la dificultar para ser autónomo y cuidarse. Al mismo tiempo, repercute en su conducta que se torna más irascible y aumenta la agresividad.

Ante la aparición de cualquiera de los síntomas reseñados, sea en el grado que sea, lo mejor es acudir a los profesionales de la salud para realizar una valoración sobre las funciones cognitivas. Una detección temprana puede facilitar en gran medida la estabilización del deterioro e incluso hacer que mejore. Las estrategias para prevenir el deterioro son numerosas y fáciles de llevar a cabo, como llevar una dieta equilibrada, realizar ejercicio, estimular las funciones cognitivas con juegos o lectura o controlar los factores de riesgo.